¿Habrá algún tipo de conexión entre la foto de Borges que sigue, y Max Brod decidiendo no quemar y -muy por el contrario- editar los papeles de su amigo Kafka?
Se me ocurre que sí, que hay algo revelador en esas dos caras de la que entiendo una misma moneda. Sin embargo en esta siesta agobiante de Córdoba se me hace imposible desarrollarlo. Quedará para después. Para cuando mi inconsciente ceda sus propias conclusiones trabajadas en silencio, y el calor se apiade de los pobres.

Mientras tanto, saquen sus propias conclusiones.



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